Aprender a llevar una dieta equilibrada

Hay que saber comer. No se trata sólo de tener acceso a todos los alimentos del mundo, sino también de saber cuáles elegir, en qué momento comerlos y en qué cantidades. Si seguimos el consejo de nuestros abuelos, lo ideal, en cuanto a la cantidad, es quedarse siempre con un poquito de hambre, es decir, no empacharse ni acabar rodando cada vez que se come, no hace falta.

Desde Coometas, intentamos que las entidades sociales puedan acompañar en este sentido a as personas beneficiarias y lo hacemos a través de los datos que les aportamos del uso que esas personas hacen de los bonos digitales que les dan: si compran demasiada bollería industrial, si sólo compran conservas y nada de frescos, si no hay lácteos en su dieta… Con toda esta información, las entidades tienen posibilidad de hablar con sus beneficiarios y darles cierta formación nutricional. Comer mejor se traduce en tener una vida mejor, con más salud.

Hay algunas cosas que hay que saber para llevar una dieta equilibrada:

  • Tener en cuenta las necesidades de cada individuo: Por ejemplo, una persona deportista tendrá que llevar una dieta diferente a una persona más sedentaria o cuyo trabajo le hace estar sentada más tiempo. También un niño tiene diferentes necesidades nutricionales que un adulto, que una mujer embarazada o que un anciano, y lo mismo pasa con las personas con enfermedades.
  • Hay que comer variado: Cada alimento aporta unos nutrientes diferentes a nuestro sistema y todos ellos son necesarios, no sólo por el hecho de que si se come siempre lo mismo es aburrido, sino por el hecho de que en la variedad está el equilibrio. Hay que tener presentes los diferentes grupos de alimentos: frutas, hortalizas, carnes, pescados, huevos, semillas, frutos secos, tubérculos, cereales, lácteos, legumbres… También hay que tener en cuenta qué se come en cada hora del día: en el desayuno, la comida y la cena, incluso en las entre horas.
  • No es lo mismo comer un alimento fresco que procesado: Cuando un alimento se manipula, siempre cambia sus propiedades y, por tanto, los nutrientes que nos aporta. Hay que saber qué se come, pero también cómo se hace.
  • Intentar consumir productos de proximidad: Cuanto más cerca esté el origen del producto, menos medios para conservarlo en buenas condiciones se habrán utilizado, además de que la huella de carbono se reduce considerablemente y eso es beneficioso para el planeta. Idealmente, hay que tener en cuenta que no sólo debería ser de proximidad, sino también es muy interesante consumir productos que se sepa de dónde vienen, que no han sufrido el uso de pesticidas, antibióticos, etc. La producción ecológica garantiza en gran medida que los alimentos ni han sido manipulados genéticamente ni se han usado durante su producción químicos nocivos para el ser humano ni los animales.

Hay muchos más parámetros a tener en cuenta, lo primero es ser consciente de la importancia de la alimentación, desde la elección de los productos que se consumen, hasta cuándo y en qué cantidades.

 

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